martes, 23 de diciembre de 2008

La Corona: lo importante es la dignidad (8/10)

Las emociones están atadas a nuestra alma. La tristeza, la alegría, el amor, el miedo y tantas otras (acá hay una lista en inglés) nos identifican y nos hacen ser humanos... Y es lindo ver cómo no se necesita ninguna edulcoración artística para mostrar una realidad tan evidente. Lo dice a gritos "La Corona", un documental colombiano sobre un reinado de belleza que tiene lugar en una cárcel de mujeres.

¿Cuál es la misión de una cárcel? ¿Castigar al culpable? ¿Corregirlo de sus malas tendencia? ¿Proteger a la comunidad de los criminales? ¿Cuánto de todo esto se cumple? Desde el comienzo del filme, la imagen de la cárcel se nos baja de la teoría para hacérsenos tan real como tu propia casa: un lugar como cualquier otro donde se forman amistades, hay traiciones, surgen envidias e incluso, donde los sueños se pueden hacer realidad. Poco a poco, día tras día, nos acercamos al día del reinado, un reinado donde la ganadora no gana nada... y a pesar de eso, la excitación consume a todas las reclusas.

"La Corona" tiene un mensaje opuesto al de otra bellísima película acerca de un reinado de belleza: "Pequeña Señorita Sunshine". Mientras ésta es una fábula sobre la futilidad de lo que el mundo llama éxito, aquella es sobre cómo aquel éxito puede crear ilusiones y sentido de la vida, así sea por unos breves instantes. Como dice una candidata, "¡El sentido de la vida es la dignidad!"


La dedicatoria de la película, mostrada al final, deja al público con un "¡Oh!" inevitable. La cárcel, sí, es un infierno, ¿pero no lo es la vida "libre" si no se tiene amor... o, mejor aún, si no se sabe cómo dar amor? (8/10)

lunes, 22 de diciembre de 2008

Amarcord: piedras, desfiles y odaliscas (7/10)

Nuevamente Fellini, y con el toda su magia. Si hay una palabra para definir a Amarcord (que quiere decir, en algún dialecto italiano, "yo recuerdo") es nostalgia. Amarcord es una comedia con reminiscencias de la Italia fascista en la que no hay ningún personaje serio.


Piedras, desfiles, odaliscas (harenes)... Después de ver varias obras de Fellini comienza a evidenciarse que el director usa los mismos símbolos para contarnos su intimidad, sus pasiones internas, sus devaneos moralistas, sus inquietudes. En esta película la realidad y la fantasía se vuelven a mezclar y es labor del espectador deducir cuál es cuál.

No me gustó de Amarcord que no tiene una historia ni un tema a desarrollar. Quiero decir, ningún personaje cambia. De hecho, son sólo caricaturas. ¡Ni siquiera hay un protagonista! Es un conjunto de estampas, de recuerdos, nada más. El director trata al público como si fuéramos tontos. Sí, muchas escenas (entre otras, la famosa escena con la tabaconera) son chistosas, pero... ¿y qué?


Muy buena producción y recreación histórica. Mal tema, o mejor, ningún tema (ninguna historia). Fellini es Fellini y todo, pero no me gustó. ¿Tal vez me perdí de algo y la debo ver de nuevo? ¿Alguien me explica? (7/10)

sábado, 20 de diciembre de 2008

La Carretera: tenía que ser Fellini (10/10)

Increíble. Ése es el único calificativo que viene a mi mente tras ver esa obra maestra de Fellini llamada La Carretera (más conocida, curiosamente, por su nombre en italiano (La Strada)). ¡Qué buena película! De verdad que filmes de tal calidad simplemente ya no se producen. Es una historia tan sencilla, como real (para la deplorable Italia de posguerra), como triste... y al mismo tiempo, como hermosa.


Tantos calificativos se agolpan en mi mente... El primero... ¡Qué buena la actuación de Giuletta Masina! Esta chica es la protagonista de la historia (y no su compañero, Zampanò, como tal vez te hagan creer). Es una niña inmensamente ingenua, con espíritu de mimo, con tal virtud para este "arte", que dice más cuando no habla. El otro protagonista es Zampanò (Anthony Queen), quien dudo que hable algo de italiano, pero no tiene problema, porque la voz en off (doblaje), todo lo puede.


Fellini, maestro de maestros, no gasta un centavo en efectos especiales y con una piedra nos hace entender el sentido de la vida y crear en sus personajes ilusión... Sí, con una piedrecilla. La historia es tan linda y tan diciente que no la quiero contar, pero sólo diré que es una de las cosas más bellas que he visto en mi pequeño devenir por el mundo del cine. Es de esas bellezas que trascienden lo "bonito", lo "chévere". No, esto es mucho más. Después de ver esta película... de verla en serio, eres otro. ¡Qué poderoso es el amor... y qué importante es amar! Sin duda, 10/10.

viernes, 28 de noviembre de 2008

Dos hombres y un Destino: vaqueros... ¿en Bolivia? (9/10)



Butch Cassidy and the Sundance Kid. Ése es el verdadero nombre del clásico de vaqueros (me niego a llamar "western" al género). Esta película nos presenta a Paul Newman y Robert Redford como dos bandidos que aman a la misma mujer... pero no es un lío de faldas sino un ménage à trois.



La justicia les juega malas pasadas, mas logran salir avantes en varias oportunidades. Contada siempre desde el punto de vista de los dos amigos, la historia es plana y sin rememoraciones. Se destaca el esfuerzo del director por generar nostalgia. El comienzo es contado como una antigua proyección (con incluso ruido en la imagen y ese trrrrr de los primeros proyectores) y otra parte (muy bonita) de la historia es narrada con una serie de fotos en sepia.



A pesar del esfuerzo del director, no pude evitar ponerme siempre del lado de los "buenos" (o, al menos, inocentes) y no de los bandidos yanquis. Un par de curiosidades: 1) Butch Cassidy (Newman) y The Sundance Kid (Redford) sí existieron en la vida real, aunque lo que sucede en la película es más bien mítico; 2) Redford bautizó a su festival de cine "Sundance", por su rol en esta película.

Y... sí, la película nos lleva a Bolivia por un rato. Se imagina uno con dificultad que los yanquis, sin saber español bien, se defendiesen, pero es tan entretenida que se perdona en sumo grado. Magnífica (9/10).

miércoles, 22 de octubre de 2008

W: al fin... ¿de qué se trata? (7/10)

La nueva película de Óliver Stone, "W., es una recolección de momentos de la vida del presidente Bush. En su jornada, vemos a un hombre que se encuentra inmerso en el lustroso mundo del gobierno estadounidense y que logra, no precisamente merced a alguna habilidad particular, llegar a ser el Presidente de Estados Unidos. En el accidentado devenir del personaje que nos muestra el director, vemos cómo es influenciado por los personajes que conocemos (sus padres, su esposa, Dick, Donald, Condi...), y otros que no tanto (como el pastor protestante que lo lleva por el camino de los "cristianos nacidos de nuevo").



¿Quién es W., por lo menos para Óliver Stone? Un hombre sin una habilidad particular o rasgo de liderazgo característico. No es un Éinstein, pero tampoco es un tonto; no es Demóstenes, pero tampoco es que tartamudee al hablar. Es un ser manipulable, herramienta más o menos maleable para varios (como su padre, a quien le importa mucho el nombre de la familia; o Cheney, un reposado maníaco traumatizado con la seguridad); un hombre que a pesar de ser el gobernante de la nación más poderosa (¡qué miedo!) de la Tierra, tiene, en el fondo, el infantil sueño de ser una estrella del béisbol.




¿Cómo es la película? Regular. La caracterización que hace Josh Brolin de George W. Bush es magnífica. Por otro lado, la película aunque no aburre, no convence. ¿Por qué? Porque no es una biografía del Presidente (que era lo que yo esperaba). No nos cuenta datos relevantes de su infancia ni los hitos que forjaron su personalidad. En cambio, lo que el director busca es acercarnos al personaje real. Es decir, vemos solo algunos momentos, no los mejores ni los más representativos, de la vida de este hombre, y con ellos, el director nos invita a cambiar el concepto (muchas veces angélico o demoníaco) que de él podemos tener. Así, pues, la película no trata sobre una historia. no tiene un clímax ni hay un tema ni un desenlace. Tristemente, se dejan de lado escenas importantísimas, como el Once de Septiembre... Pero, de nuevo, de eso no se trata la película (¡qué lástima!).

Tengo para mí que el director, en el fondo, hizo una buena labor. El respeto a los personajes es notable. Ojalá fueran así los reportajes de algunos directores que lo demonizan (como Michael Moore). George W. Bush es, simplemente, un hombre común, y esto no es decepcionante., Por el contrario, queda el sabor de que cualquiera, sin necesidad de ser demasiado especial, puede llegar lejos. 7/10.

sábado, 11 de octubre de 2008

Harry el Sucio: canónica. (8/10)

Anoche, luego de unos tragos y una conversación sobre la conjetura de Riemann y el teorema de incompletitud de Gödel, regresé a mi casa, a terminar de ver "Harry el Sucio". Ya la había comenzado a ver el jueves y me había asombrado su narrativa.


La historia es simple y se entiende desde el comienzo: un policía, Harry, que aunque está siempre malhumorado, no se anda con bobadas: a los malos hay que acabarlos; no se puede dialogar con los locos. Hay un asesino, un francotirador llamado Scorpio, al que hay que atrapar. A Harry le asignan un acompañante, llamado "Chico", que será su "sidekick".

Me encantó la película por su sencillez y su falta de mojigatería. Cuenta las cosas como son, sin necesidad de rememoraciones melancólicas ni rodeos inútiles. Si Harry tiene que ir de aquí para allá, Harry lo hace. No nos lo "ponen a pensar" ni nos ocultan que se cansa y que le duele si lo patean. Harry es "el hombre" (¿y quién mejor que Clint Eastwood para representar la hombría?), que tiene problemas y líos, pero no se queja. Simplemente, hace lo que toca. Sin niñerías.


Pero en mi título digo "canónica". Ése es un adjetivo un poco fuerte. Efectivamente, "Harry el Sucio" muestra cómo hacer una película de detectives ideal. Los esquemas que usa son muy legibles. Algunos de ellos son:

  • Héroe y enemigo son cada uno una persona, no un grupo.
  • El héroe es el héroe desde el principio hasta el final.
  • El héroe nunca es débil.
  • El héroe siempre es incomprendido.
  • El sistema en el que se mueven el héroe y el villano ("el mundo") está lleno de leguleyadas e ineptitudes.
  • El malo se aprovecha, siempre, de la imperfección del sistema. Lejos de ser reactivo, el villano usa lo que está podrido para escaparse de, e incluso atacar a, el héroe.
  • El héroe tiene que ir en contra del sistema para capturar al enemigo. En otras palabras, el héroe es héroe a pesar del sistema, no gracias a él.
  • El héroe tiene un muy fuerte código moral o, mejor, un altísimo sentido de justicia. El enemigo, en cambio, está desequilibrado mentalmente.
  • El héroe y el enemigo son ambos impuros, con una impureza "chévere" e impureza "asquerosa" respectivamente.
  • Los personajes no tienen profundidad. Ni siquiera del héroe sabemos su historia con detalle. ¿Dónde vive? ¿Cómo es su casa? ¿A quien ama? No importa. No es relevante para la historia, luego no se cuenta. Si algo de esta base necesitara ser mostrado (por ejemplo, la "casa" del enemigo), es porque tiene que ver con la trama, con la cacería, no porque nos interese en algo el pasado, o incluso el presente, de nadie.
  • La historia es lineal y sin narrador. Se cuenta desde el presente. No viajamos ni al pasado ni al futuro.
  • Se trata, pues, de una curiosa historia de rebeldía de personajes fuertes, decididos y poco profundos.

Hay otra muchas, que se me quedan entre el tintero... o más bien, el teclado.

¿Por qué ponerle 8/10 si es canónica? Porque no la sentí trascendente, porque no me sentí "tocado" en mi alma, pero no es que sea esto un defecto de la película. Harry el Sucio, bien contada (como lo está), no puede ser un drama conmovedor. Tiene que ser áspera y sobria a la vez. Y así como está, está muy bien.

Tras la película, quedé preguntándome si la había visto completa, porque estaba esperando a que Harry dijera sus célebres palabras "Go ahead, make my day" (podríamos traducirla como "Hágalo, y este día será perfecto"). Vaya ingenuidad la mía. No sabía que "Harry el Sucio" había habido su secuela, y que era en una de ellas, "Impacto Profundo", en donde dice sus memorables palabras.

Dormí tranquilo esa noche. Después de elevados temas intelectuales diluidos en alcohol, era conveniente un poco de pólvora y sangre, para salir del platónico mundo de las ideas (en los que es, muchas veces, delicioso "estar").

Muy buena. No le cambiaría absolutamente nada. 8/10

lunes, 26 de mayo de 2008

Tango Argentino: un "largo" aplauso para el mejor "corto" del 2007. (9/10)




A los de la Academia de artes y ciencias del Cine (que así se llaman los que reparten el tan mentado Óscar) por alguna misteriosa razón, se les ocurrió que la comedia "El Mózart de los carteristas" era la mejor película corta del año. Tuve la buena oportunidad de ver las cinco nominadas... (y la aproveché y las vi) . De lejos, hay dos producciones que instan al aplauso. una es "En la Noche" y la otra es "Tango Argentino". Las demás también están bien, son bonitas, pero estas dos son mucho más bellas y profundas. "Merecen ser vistas de nuevo" es una expresión que describe muy bien lo que me inspiran.

'En la Noche" es una historia triste, triste, tristísima. ¿Descripción? tres niñas muriendo de cáncer, tratando de darse apoyo mutuo en el níveo y bizarro desierto de un hospital. Como se pueden imaginar, ni Ben Stiller ni Rob Schneider la protagonizan. Seriamente, es una obrita maestra de la importancia del amor, principalmente filial.

Pero si tuviera que escoger una, la sonrisa que me dejó en el rostro por diez minutos esa pequeña maravilla llamada "Tango Argentino", me convence. Aquí tenemos una lindísima fábula sobre el amor, el servicio desinteresado y la amistad. Ésta es un poco dura de describir sin "tirársela" (arruinar el final), pero básicamente nuestro protagonista consigue una amiga... por internet. Y los dos tienen un interes en bailar tango en su primera cita. El tipo le ha dicho a ella que él es un gran bailarín... Obviamente, el tipo no tiene ni idea. Lo único que tiene es... ¡dos semanas para aprender antes de la cita a ciegas! Y entonces comienza a molestar a un amigo para que le enseñe a bailar... Y tal vez lo consiga. Y me encanta la mujer: una verdadera belleza. Mi calificación (de la película): 9/10.

Ay, ay, ay... ésos de la Academia... ¿qué estarían pensando?

sábado, 24 de mayo de 2008

Perro come Perro: ¡¡Bien, bien, bien!! (8/10)



Es lógico que la la omnipresente violencia que hay en nuestro país engendre sus frutos y que estos no siempre sean insufribles. Perro come perro es una buena muestra de que de la violencia que ha sido impresa en nuestras almas colombianas, se puede sacar algo bueno, interesante, que sorprende no sólo poir lo escabroso, sino por su buena calidad. la película me impactó desde su comienzo. Unos personajes bien definidos y actuados, y un rápido ritmo, atrapan al espectador desde el principio.

La historia es muy buena y (tristemente) creíble. Unos personajes del Occidente colombianos son contratados para "hacerle la vuelta" (léase: matar) a unos mellizos y, de paso, recuperar una "platica" que se les había prestado. A los pocos minutos ya sabemos que esa plata no sigue la ruta planeada (y nace, pues, la trama).

Decir que la película es violenta sería una patente desestimación. Es... ¡violentísima! Mejor dicho, casi como a la medida de la mórbida Tésis de Amenábar, aunque igual de disfrutable. ¿Qué no me gustó? Algunas actuaciones fueron exageradas, sobre todo la de Blas Jaramillo (Que en paz descanse). Otro asuntito que no me gustó: algunos personajes no tienen mucha relevancia y parecen añadidos como para rellenar (como la "chica" con la que nos encontramos a Luna Negra cuando aparece por primera vez en escena).

Mi calificación: 8/10, Por ser cine colombiano, 10/10. ¡Excelente trabajo!

miércoles, 23 de enero de 2008

The Bucket List: una oportunidad perdida. (7/10)


No sé si por el hecho de estar hipersensible esta película me hizo llorar tanto. Ahora que estoy a la distancia (no mucha, sólo unas cuantas horas), me convenzo más de que sí. Aunque la vi para alejarme de la realidad (o mejor, para alejarme de mis fantasías) me terminó acercándome a ella. Lloré copiosamente en más de un par de ocasiones, pero no tanto por mérito de ella como mío.



La película se me hizo regular. Rob Reiner nos presenta a a dos protagonistas. El primero, Edward Cole, es un Jack Nicholson haciendo el mismo papel que ha venido representando desde hace varios años: un hombre viejo y con traumas. No se nos presenta tan loco como en As Good as it Gets, ni tan desubicado como en About Schmidt, ni tan mujeriego como en Something's Gonna Give, pero es el mismo Jack. En este caso, enfermo de cáncer, es llevado al hospital y puesto al lado de el segundo protagonista, Carter Chambers (Morgan Freeman), Éste será, de alguna manera, el Negro Sabio, el guía en un proceso de liberación (¿recuerdan a Morpheus en The Matrix?). Edward aceptará de Carter lo que parece ser un reto. Edward, quien no cree en la vida virtuosa y relajada, le hará algunas modificaciones. Entonces, el reto será para Carter, quien no sabe lo que le espera.

La película tiene sus momentos. Todo lo que en ella pasa puede ser posible, por lo cual, parece tomada de la vida real. Los personajes están más o menos bien construidos. Para ser una comedia, honestamente uno se ríe poco. El director se esfuerza en hacernos pensar en la vida y rodea a sus personajes de bellas escenas naturales. Pensar en uno mismo y llorar, eso se logra. Pero es, de alguna manera, como un desperdicio de talentos, dado que son Morgan Freeman y Jack Nicholson los protagonistas.

No encontré en abundancia esa majestuosidad interior, esa trascendencia que hubiera hecho de ella algo inolvidable. El director no nos logra convencer de que hay un enlace mágico entre Edward y Carter, aunque los protagonistas lo dicen continuamente. Y el reto que los une a veces parece difuminarse sin tomar forma; sin ser, de veras, un reto. Como en la realidad, que cuando de veras comienzas a luchar contra el león que te has estado imaginando... el león resulta no serlo. Como la realidad, así es esta película.

Mi calificación: 7/10. Buena para un sábado en la tarde con tus abuelos.