miércoles, 8 de abril de 2009

La Pasión de Cristo. Sí, apasionante (10/10)

Si hay una película con la cual podamos vincular esta temporada de Cuaresma, tiene que ser la Pasión de Cristo de Mel Gibson. Esta película, como Cristo mismo, no deja a nadie indiferente.



La Crucifixión y Muerte de Nuestro Señor es uno de los relatos que más influencia artística ha tenido en la Historia. Es bueno ver, en estos tiempos postconciliares, una representación tan esmerada. La película se ciñe a lo que recoge la Escritura y la Tradición, unido a los escritos de algunos santos. Uno de los aspectos más poderosos del filme es las rememoraciones de Jesús, de la Virgen María y de María Magdalena.

El que los personajes se expresen en los lenguajes originales (arameo y latín) es un gran logro, casi nunca visto. En otras representaciones semi-históricas maravillosas, como la Lista de Schindler o Caminos de Gloria, los personajes (alemanes y franceses) hablan en el omnipresente inglés. Cabe anotar, por supuesto, que prácticamente nadie habla arameo, así que no hay forma de calificar cómo lo usan en la película.


Lastimosamente, varios eventos quedaron faltando (a mi modo de ver, inexplicablemente, pues la película no es larga). El Consuelo a las Hijas de Jerusalén y la escritura de la inscripción sobre la Cruz son dos de ellos. Comparto el sentimiento de que para un no cristiano la película podría dar la impresión de que el cristianismo es una insensata glorificación del dolor, cuando es una doctrina de amor y de servicio. En otras palabras, sí, se ve hasta el cansancio el sufrimiento del Redentor, pero no se ve –para el ojo incauto – el sentido, el porqué de este sacrificio. Es perfecta para el que conoce la Historia y la Tradición. 10/10.