sábado, 22 de febrero de 2014

Un Hombre para la Eternidad (A man for All Seasons) (1966) Sublime (10/10)

Hay películas entretenidas, hay películas buenas, hay películas muy buenas...

y hay películas como ésta. "Un Hombre para la Eternidad" es una obra maestra del cine. Narra el dilema moral de santo Tomás Moro y de cómo debe luchar por mantener su integridad -su hombría- en un mundo corrupto.


Un rey impulsivo...
...y déspota...


...cuyos caprichos marcarán el destino de un gran hombre.

Es el difícil período de Enrique VIII. Ya Lutero ha sembrado su nefasta pez en el alma de Alemania, y sus retorcidas ideas se extienden por Europa. Inglaterra apenas comienza a sufrir el cambio. El rey -historia harto conocida- quiere divorciarse porque su esposa no le da hijos. No va a dejar que nadie se lo impida. El Papa de la época (que sí era un Papa de verdad, no una veleta) dice lo que tiene que decir: que lo que desea es imposible ("lo que Dios ha unido..."). Pero Enrique no es ningún santo, y decide, sí señores, fundar su propia religión, de la cuál se erige a sí mismo como Jefe Supremo... y en la que, obviamente, puede divorciarse. La historia es la de cómo santo Tomás Moro se mantiene incólume y consecuente ante la evidente herejía y a la desobediencia a la ley de Dios, y no cambia su certera opinión por nada, ni por nadie.

La oración era, sin ambages, esencial en la familia.
La actuación de Orson Welles (¡sí, Orson Welles!) es breve, pero perfecta.
Los personajes de la película tiene un magnífico vestuario, fiel a los tiempos.
Es una película difícil de disfrutar para el alma contemporánea, porque no tiene mucha 'acción' y porque exige algo que para el hombre moderno es casi inasequible: introspección.

El título de esta película es, a mi parecer, mucho más expresivo en su traducción que en su original: "Un Hombre para todas las estaciones" indica "un hombre para siempre", pero la palabra 'eternidad' es a mi parecer más idónea, pues sugiere trascendencia a un Mundo donde el tiempo no existe.

"Si viviésemos en un estado en la que la virtud fuera rentable, el sentido común nos haría santos. Pero como el odio, la ira, el orgullo, y la estupidez dan mucho más beneficio que la caridad, la modestia, la justicia y el pensamiento, tal vez debemos estar firmes - aún a riesgo de ser héroes".
La película deja una enseñanza clarísima de cómo el hombre verdadero, el católico verdadero, debe ser fiel a su palabra y a su conciencia, por encima de su propia vida. Precisa y sublime, como un concierto de Bach. Santo Tomás Moro, el de esta película, es un paradigma para el varón contemporáneo. (10/10)




domingo, 16 de febrero de 2014

No se aceptan devoluciones (2013). ¡Qué agradable sorpresa! (9/10)

¡Película recomendada!


Eugenio Derbez dirige y protagoniza una drama-comedia bellísima, con un muy buen tema (¡sorprendente!) y de enorme ternura. La paternidad, la responsabilidad y el sueño americano son algunos de los motivos de este filme mexicano.


 Lastimosamente, no es totalmente limpia, y hasta presenta como 'normal' a la peste del bisexualismo (descaradamente, la esposa de Derbez se presta para ese papel). Sabiendo obviar esto, la película es muy bella y conmovedora. Derbez no sólo es buen actor, sino también un magnífico director. Con maestría, nos sabe ocultar datos para después mostrárnoslos en el momento justo. ¡Así hacen los grandes!

Los 'gags' cómicos propios de Derbez no faltaron.
¡Muy buena! ¡Reí, pero sobre todo lloré, como hacía mucho no hacía! (9/10)

La dama desaparece (The Lady Vanishes) (1938) No es mi favorita de Hitchcock. (7/10)

'The Lady Vanishes' es otro de los clásicos esenciales de Hitchcock.


La película es limpia y el tema principal está bien construido.

Me pareció que se demoró mucho en empezar. No sabía al principio (en el hotel) de qué se trataba; cuál era el problema. El director presentó a un montón de personajes, pero no sabía quién importaba y quién no, así que esta escena inicial se me hizo aburrida. Además, había un par de personajes cómicos (Charles y Caldicott) que... Mejor dicho, no sabía que también era comedia.

Comprendo, sin embargo, que era importante que hubiera una presentación somera de los protagonistas.

Esto de no saber quiénes eran los protagonistas principales -y cuál era la historia, cuál era la tensión- se solucionó en el segundo, y principal, escenario de la película: el tren.

Hubo partes, sobre todo al final, que, a mi modo de ver, quedaron sin explicar (específicamente, algunas "muertes"). (7/10)


domingo, 9 de febrero de 2014

Capitán Phillips (2013) Otra gran película con Tom Hanks. (8/10)

Tom Hanks.

¿Hace falta decir más? Ya con ese nombre se sabe que la película va a ser, por lo menos, buena. Y 'Capitán Philips' no es una excepción, ni mucho menos. Una de las más emocionantes películas que he visto este año, Capitán Philips está muy bien dirigida, profesionalmente producida y maravillosamente actuada no sólo por Hanks, sino por el segundo de a bordo -nunca mejor dicho-, un desconocido llamado Barkhad Abdi.



"Oh... no."

Inspirada en una historia real -otra vez-, la película trata de cómo este capitán estadounidense y su tripulación, sufren una emboscada por parte de unos piratas somalíes. La historia original es bastante diferente. En todo caso, lo que nos cuentan es muy entretenido y con sabor a realidad


Maravillosa. Sin embargo, la inmortalidad del Capitán en la película es predecible por tres razones: una, porque el protagonista es Tom Hanks; dos: porque el nombre es un epónimos y, tres, porque, al menos quien haya visto las noticias en esa época, sabrá cómo terminará la historia.



A manera de curiosidad, nótese cómo el director hace que sepamos -y creamos- que el capitán es bueno y responsable, por medio de un par de breves escenas iniciales con la esposa (que no vuelve a aparecer), en la que hablan con preocupación de su familia. Esta estrategia, buena y efectiva, ya la hemos visto antes en otros filmes de 'héroes reales' como, por poner un ejemplo, 'Duro de Matar (1990)'.


¡Muy recomendada! 8/10.


lunes, 3 de febrero de 2014

Los Intocables (Intouchables) (2011): Otra más sobre la amistad (8/10)

Intouchables es una famosa y popular película francesa con lo relativamente desconocidos (por lo menos en el Nuevo Mundo) François Cluzet y Omar Sy. El tema: un millonario tetrapléjico, blanco y refinado (Philippe) consigue como ayudante a un desempleado saludable, negro y ordinario (Driss). La dinámica es la misma de siempre: mientras que el rico intenta refinar al pobre, éste lo 'libera' de su 'rigidez'.




Philipe encuentra en Driss una tabla de salvación. De alguna manera, el millonario se aburre de que lo traten de forma especial -se llena del argumento de que sólo le recuerdan que es inválido- y acepta como ayudante y conductor a Driss, quien lo trata ordinariamente y sin escrúpulos... pero al menos como trata a todo el mundo.

Driss se ve con muchas dificultades adaptándose al mundo de Philipe, donde la clase y la cultura imperan. Los servidores, familiares y amigos de Philipe lo detestan. Lógicamente, a lo largo de la película los engranajes se suavizan y todos comienzan a integrarse. La esperanza, el poder de la comunicación y hasta el amor son temas importante de esta historia. Y, felizmente, está inspirada en la vida real de Philippe Pozzo di Borgo y su ayudante, un algeriano llamado Abdel Sellou, que ya había inspirado un documental y un libro.




Tensiones por doquier

Un negro y un blanco se cambian la vida mutuamente ¿Tema trillado? Sin duda, pero al público le encanta. Morgan Freeman es un especialista: The Bucket List (2007, mi primera entrada de este blog), Driving Miss Daisy (1989, que no he visto), The Shawshank Redemption (1994). A veces, el recurso de la diferencia racial se queda en comedia intrascendente (tema que a los gringos les encantaba en los 80's; recuérdense, por poner unos pocos ejemplos de entre muchos, a las serie de películas 'Arma Mortal' de Mel Gibson y Danny Gover, y a la serie de televisión 'Blanco y Negro' ('Diff'rent Strokes').

Para que haya una película (o cualquier obra narrativa) tiene que haber esencialmente una tensión, y en este caso la desemejanza entre los personajes es tal que se puede hablar de 'recurso fácil' (los meros personajes generan la trama). De hecho, el tema es todo un semillero. La diferencia de color, acentos, físicos, estilos, no sólo sirve de generador de situaciones cómicas, ni se limita a ser un motivo visual, sino que es portadora de mensajes tácitos: la fraternidad inmanente, la sinergia interracial, la insensatez del racismo, el encanto de lo diferente, la libertad corporal y espiritual, etc. Típicamente el negro será fuerte y el blanco débil. Éste, por supuesto, es el caso extremo.

¡Yipiiii!

¿Predecíble? Claro: de entrada se sabe qué va a pasar en general. Sin embargo, el director lo maneja muy bien, y hace a la película entretenida. La predictibilidad no es necesariamente síntoma de mala calidad. Recordemos a un '12 Hombres en Pugna (1957)' que, aunque predecible, es indudablemente uno de los mejores filmes de la historia. De hecho, la predictibilidad es invocada, y eso sucede en este filme también, con un recurso anacrónico que consiste en presentar al inicio de la película un evento que sucederá algún tiempo después. Con esto el espectador queda con la 'picazón' de "qué habrá pasado para que se llegara hasta ese punto." Éste parece ser un tropo muy de moda.

En la película que nos ocupa, se puede destacar que el director se esfuerza en no hacer demasiado evidente el cambio de los dos personajes, ni tampoco los idealiza excesivamente. Esto es todo un arte, y el no ejercerlo con maestría lleva necesariamente a la caricaturización. Ésta, gravísima tentación para todo guionista y director nóveles, empobrece y 'aplana' a su filme y lo puede convertir en una fábula mojigata o en un cuento aburrido. Como digo, esto no sucede en esta película.

La escena de la prueba de ropa no podía faltar
Con respecto al tropo del personaje pobre y 'cool' que le cambia la vida al 'refinado' y lo 'libera' de su 'rigidez', la lista de películas que lo usan sería inacabable. Basten citarse a 'Annie (1982)' y a 'Nosotros los Pobres (1948)'. En algunos casos la disimilitud sólo se invoca hasta lo cómico, pero no hay mucho enriquecimiento y mutación en los personajes ('The Big Lebowski', 1998, por ejemplo). No entremos a las telenovelas, donde la diferencia social (usualmente él, rico; ella, pobre) ha sido tan invocada que puede decirse que es el motivo paradigmático. Por alguna razón todos los ricos moderan su temperamento, y esto hace que sean aburridos y lúgubres. Los pobres, empero, son dramáticos y emocionalmente excesivos, y por ende sus vidas son una continua montaña rusa donde la suerte impera. Ya hablé de esto en mi comentario a 'Ustedes los Ricos (1948)'.

Este aparente 'filme bueno' oculta, y no demasiado subrepticiamente, muchos parches morales. Lesbianismo, droga, groserías, mentiras, orgías, arte 'moderno', prostitución y otros desórdenes son aceptados y tenidos por normales, casi naturales.

Hasta a Driss le termina pareciendo arte esto.
Al parecer, esto es necesario para ser pleno y feliz.


 Sólo la madre de Driss hace una referencia a Dios (y ni siquiera directamente; sólo declara que ha rezado). Pero no se le puede pedir mucho a la Francia del siglo XXI. En fin, sí queda en claro el poder de la amistad.

Que quede claro.


(8/10).